Monday 14 December 2009

BLOOD AND SHOES

Atravesaron la discoteca. Los cuerpos llenos de sudor se rozaban unos con otros. Pieles erizadas al contacto de otras pieles que hacían que el ambiente fuera denso. Una mano se apoyó en el cristal dejando la huella debido al vaho. Kate y Naomi caminaban con decisión, casi con prisa, esquivando los cuerpos sudorosos. Los vestidos parecían parte de ellas y sus curvas las frenaban ante tanto desquiciado. Pasaban de largo de grupos de hombres que las llamaban con los ojos desencajados, todos las invitaban a quedarse con ellos pero ellas tenían cosas más interesantes que hacer que pararse a bailar con unos palurdos que no tenían ningún gusto.


Las dos mujeres llegaron final de la pista donde un hombre de traje oscuro y de talla grande les paró el paso. Kate sin decir ni una sola palabra sacó de su pequeño bolso una tarjeta. El mastodonte la miró y se apartó, les quitó un cordón rojo que rodeaba la puerta y les abrió a las dos bellezas que tenía delante suya. Dentro una luz cegadora destacaba sobre la oscuridad de la pista de baile de la conocida discoteca de Tokyo.

Kate y Naomi entraron decididas. Era una sala bastante diáfana, tan solo había otra puerta el fondo. Una mesilla de cristal con un aparato que emitía una luz verde y un sillón de cuero negro que destacaba sobre la habitación. En él había un hombre con un exquisito traje negro y camisa blanca, llevaba unas gafas grandes de sol y sujetaba una copa vacía . Éste les hizo un gesto de bienvenida mientras manoseaba el vidrio. A su lado una mujer delgadísima, pálida con un vestido rojo muy ajustado, tanto que en algunas partes se notaba como recorrían sus venas el esbelto cuerpo. Un pelo rubio liso le caía hasta los hombros desnudos y blanquecinos. La mujer se levantó y dijo:

-Muy buenas, bienvenidas, él es Marco y yo soy Alice.- Saludó la anfitriona.

-Encantadas, yo soy Kate y ella es Naomi.- Las dos se quitaron sus abrigos mostrando aún más sus encantos, que eran muchos. Marco les hizo un gesto para que se sentaran, detrás de ellas había dos butacas de cuero negro. Los cuatro permanecieron callados durante unos segundos.

-¿Es vuestra primera vez?- Rompió el silencio Alice.

-Pues es la primera vez que conseguimos tanto dinero, además como ya les dijimos, somos un poco novatas en todo esto.- Dijo Kate a la vez que se colocaba el vestido. Éste se le había subido, dejando ver unos ligueros rojos que tensaban unas bonitas medias rojas de encaje.

-Bueno no os preocupéis por aquí han pasado mucha gente, desde políticos a actores y todos han tenido una primera vez. Eso sí, si no os importa, os cobraremos primero, una vez que sacamos el género no os podéis echar atrás.- Alice hizo un gesto a Marco y este cogió de la mesilla el aparato que emitía una luz verde. Se levantó y se dirigió hacia ellas. Naomi cogió el bolso y sacó una pequeña billetera, de ella sacó una tarjeta de crédito. Con un gesto ágil y decidido estiró el brazo hasta que llegó a Marco. Éste la tomó y la pasó por el aparato.

- Si es tan amable añada cincuenta mil yenes de más por las molestias causadas, por lo repentino que ha sido todo.- Dijo Naomi con una tenue y bonita voz.

-Muy generosa señorita. Ya está en tramite la transferencia.- Marco abandonó otra vez el aparato en la mesilla de cristal y se volvió a sentar.- ¿Quieren beber algo mientras nosotros preparamos lo que nos falta?- Dijo calmadamente.

-Yo quiero un Margarita y ella un Black Label, solo con hielo.- Dijo Kate con brillo en sus profundos ojos.

Alice y Marco se levantaron del sofá negro, casi levitando con suma gracia se dirigieron hacia la puerta del pasillo. Las dos chicas se quedaron solas.

-¿Estamos seguras, no?- Dijo Kate mientras miraba a su amiga.

-Kate, claro que estamos seguras, cuantas veces hemos hablado de ello, además ahora tenemos dinero. Nos lo podemos permitir.- En ese momento llegaba Marco con las dos copas, se las dejó encima de la mesa. Naomi le hizo un gesto de aprobación.- Muchas gracias Marco.- Le respondió la bella mujer.

-Tienes razón, hablo como una mojigata. Además fui yo quien te convencí para que lo hiciéramos, estoy deseándolo.- Las dos se cogieron de las manos. – ¿Todavía después de esto nos queda dinero, no?- Dijo algo dubitativa Kate.

-¡Qué si nos queda! No te acuerdas la última noche en le casino, nos fue muy bien, sabes lo que es eso, podríamos venir aquí más de 10 veces si quisiéramos y volver a la Maison sin problemas.- Dijo Naomi orgullosa.

-Ya casi está, ahora tenéis que elegir dónde.- Dijo Alice entrando a la sala como si no se hubiera ido de ella.

-Ah vale, perfecto.- Contestó Kate mientras veía como por detrás entra Marco con una mesa de metal negro con pequeños detalles en plata que se deslizaba a través de unas pequeñas ruedas. Las chicas abrieron los ojos, ellas sabían lo que llevaba esa mesita, aunque todavía no lo podían ver debido a un pañuelo de raso negro que cubría la superficie de la mesa en su totalidad.

-Pues aquí está. Ahora debéis elegir uno cada una o uno para las dos.- Dijo Alice automáticamente, se nota que esta frase la había repetido muchas veces.

-Ya sabemos el funcionamiento, pero por favor ¡Déjanos verlos ya!- Por una vez la voz de Naomi cambió y su voz se mostró más nerviosa que antes. Al decir esto Marco hizo un gesto y con un movimiento de su brazo, quitó el pañuelo negro dejando al descubierto una serie de zapatos de lujo. Pequeños brillos salieron de exquisitos diseños. Diez zapatos, las dos chicas se abalanzaron sobre la mesa, sus manos se dirigieron hacia ellos. Se miraban entre ellas, se abrazaban, estaban en shock. Comentaban cual es uno y cual es otro. Marco miró a Alice dejando escapar una pequeña sonrisa.

Tras unos minutos de éxtasis, las dos habían elegido sus respectivos zapatos. Kate sujetaba uno rojo con el tacón oro, pequeños destellos salían de él rebotando por toda la habitación. Ella no podía dejar de mirarlos y se fijaba en todo los pequeños detalles.
Naomi sujetaba un zapato negro con un prominente tacón, tenía un escudo en la parte delantera del tacón y un símbolo en la parte posterior del zapato, tampoco podía dejar de mirarlo, casi con ansiedad.

-Marco y yo nos alegramos de que os haya gustado nuestro muestrario. Ahora falta la segunda parte ¿Estáis preparadas?-Preguntó Alice poniéndose de nuevo en movimiento.

-¡Claro, lo estamos deseando!- Dijo Kate con claros síntomas de excitación .

-Pues vamos a ello, sólo tardo un segundo.- Dijo Marco mientras abandonaba otra vez la sala.
Kate y Naomi estaban nerviosas. Alice volvió a cubrir los zapatos que no habían elegido y retiró la mesa. Marco volvió a entrar en la habitación pero no venía solo. Un joven rubio, desnudo, muy atractivo le acompañaba. El joven se resistía pero algún tipo de droga le hacía dócil y sin fuerza. Sus dos ojos azules no podían ver con claridad a las dos mujeres que le esperaban con un zapato cada una. – Aquí está.- Dijo Marco a sus invitadas.

-¿Entonces es de primera?- Dijo Naomi mirando a Alice.

-Claro cariño, ahora lo vas a ver. Este joven tiene 17 años, además de ser virgen es un excelente deportista, toda una vida dedicada al deporte. Eso se ve reflejado en la calidad, veréis que sabor más exquisito tiene.- Contestó Alice.

Marco le colocó en el centro de la habitación, con un arnés en la cintura le enganchó a una polea que hay en el techo quedando suspendido en el aire, Kate se acercó al joven.

-¿Cómo te llamas querido?- Le dijo besándole en la cara.
-Me llamo John.- Dijo titubeando.

-Bien John, empecemos con esto.- Le volvió a contestar Kate separando los labios de la cara de John.

Marco y Alice apartaron a la bella Kate y se colocaron alrededor de John. Marco sacó un pequeño bisturí del bolsillo interior de su americana, brillaba. Alice se colocó enfrente de John y le cogió el bisturí a Marco. Éste a través de la polea le subió más todavía, quedándose bocabajo. Alice le puso el bisturí a la altura del cuello, el frío metal entró en contacto con la cálida piel del joven que decía algo que nadie llegaba a oír. Al instante, un certero corte hizo que la sangre brotara del cuello de John.

- ¿Cuándo queráis?- Dijo Alice apartándose del muchacho y dejando a Kate y Naomi que se acercasen. Las dos mujeres colocaron el zapato debajo del cuerpo de John. La sangre fresca cayó sobre ellos y los cubrió. Ellas dejaron escapar pequeños alaridos de nerviosismo, de sus perfectas bocas aparecieron dos colmillos manchados de carmín que hacían más estilizada todavía su dentadura. Las dos jadeaban al beber la sangre de los zapatos. Era una auténtica bacanal. Se arrodillaron y siguieron bebiendo. Surcos del vivo líquido caían por su cuerpo a través de su garganta para luego bajar por el pecho hasta manchar sus vestidos.

Marco y Alice miraban el espectáculo. Alice movió un dedo y se lo pasó a John por el cuello manchado de sangre, se llevó el dedo a la boca y lo testó.

-Estas novatas, se vuelven locas por cualquier cosa.- Dijo Alice guiñando el ojo a Marco.

Marco a su lado volvía a dejar escapar otra sonrisa, ellas mientras tanto seguían bebiendo de sus zapatos.

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